Los clanes eran las entidades en las que tradicionalmente estaba estructurada la sociedad escocesa, correspondiendo a cada clan una parte del territorio.[1]
Definición[]
Etimológicamente clan tiene su origen en la palabra gaélica clann, que significa "hijos de la familia".
El clan en sí era un grupo de gente unida por la percepción de tener un ancestro común. Todos sus miembros reconocen a este padre fundador, real o mitológico, humano o no, como símbolo de unidad del clan.
Historia y actualidad[]
El parentesco que unía al clan, no implicaba necesariamente una relación biológica. También incluía la adopción, el matrimonio e incluso lazos genealógicos ficticios.
Los clanes normalmente estaban integrados por grupos de entre 5.000 y 10.000 personas, y el conjunto de varios clanes formaban la tribu.
El clan escocés, desde sus orígenes, es un pueblo de carácter ganadero que se desarrolla en un territorio hostil, tanto por el clima como por las disputas entre grupos.
Esta existencia precaria los lleva a desarrollar un carácter aguerrido y una astucia necesaria para controlar el territorio, sumando a esto la solidaridad en tiempos de escasez los convertía en excelentes guerreros.
Las continuas luchas por el control del territorio llevaron a los clanes a desarrollar una sociedad jerarquizada en torno a un caudillo o patriarca, a quien las familias, juraban lealtad y reconocían como su líder y protector.
Los miembros del clan tenían derecho a ocupar el territorio de éste mientras el jefe, al que pagaban tributos, les ofrecía protección e impartía justicia.[2]
En el siglo XII, durante el reinado de David I (1083-1153) se crearon grandes y pequeños señoríos feudales, que entregó en muchos casos a los caballeros extranjeros que lo acompañaron, la mayoría de ellos de procedencia francesa.
Se preocupó también en repoblar el reino y a él se deben la fundación de casi una veintena de ciudades entre las que destacan Stirling, Dumberline y la propia Edimburgo, actual capital de Escocia.
Al establecer estos grandes señoríos feudales, los dueños de estos territorios promueven los célebres clanes escoceses, que con el tiempo llegarían a sobrepasar el centenar.
Entre los primeros clanes estaban los MacDonald, los Gordon, los Fraser, los Munro, que ya existían en tiempos del rey Malcolm II, o los Robertson, que afirman ser el clan más antiguo de Escocia.
Los jefes de los clanes eran la aristocracia de Escocia y todos los que pertenecían al clan compartían el apellido aunque no les unieran vínculos de sangre, bastaba con ponerse bajo la protección de uno de ellos para adoptar su apellido.
En la actualidad hay más de quinientas asociaciones de familias y clanes activos distribuidas en diferentes países . Todas desempeñan un rol fundamental en la preservación y celebración de las tradiciones y de la cultura escocesa. [3]